Zacarías

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UN VERSÍCULO PARA MEMORIZAR
"Y le preguntarán: ¿Qué heridas son estas en tus manos? Y él responderá:
con ellas fui herido en casa de mis amigos." Zacarías 13:6
No se sabe nada personal de este profeta, sino que fue hijo de Berequías, hijo de Iddo.
Él profetizó durante el año segundo del mismo rey Darío, Ciro, procurando despertar nuevamente en los judíos el deseo de seguir con la construcción del templo.
Su profecía se ocupaba mucho con los grandes imperios gentiles, bajo cuya jurisdicción se hallaban los judíos.
Los capítulos del 1 al 6 cubren la primera parte de su profecía en forma de visiones simbólicas diversas.
Los capítulos del 7 al 14 tienen un aspecto distinto a la primera sección, por cuanto el Mesías es introducido, y se predicen las consecuencias de Su rechazamiento. El profeta les desafió en cuanto a la sinceridad del pueblo en sus fiestas durante los setenta años—su recuerdo de la terrible destrucción de Jerusalén y el asesinato de Gedalías por Ismael de Judá.
El ayuno del mes quinto trajo a su memoria la destrucción de la cuidad, el ayuno del séptimo mes recordaba el asesinato de Gedalías y para que entendieran bien la disciplina dada por Dios, él usaba los cuatro imperios que profetizó Daniel: el Babilónico, el Medo, el Persa y el Romano. Estas naciones Dios las usaba para infligir la disciplina necesaria.
En el versículo 18 del capítulo uno, estos imperios figuran como "cuatro cuernos," y en el verso 19 se lee: "Estos son los cuernos que dispersaron a Judá, a Israel y a Jerusalén."
En el capítulo 2 se trata de la ciudad y el rescate del pueblo de Dios y el futuro glorioso de Jerusalén en la era del reino. Se lee en Isaías 49 lo que Él hará. Hay que ponderar esto bien. ¡Cuán grande es la misericordia de Dios!
Después de la manifestación de Su gloria en la tierra, Jehová morará en medio de Su pueblo. Él los defiende, los bendice y se revela como el "Deseado" (Cristo). Él asegura a Zorobabel que la casa sería terminada (véase 6:12), por "el varón cuyo nombre es Renuevo," que es el mismo "Deseado" de Hageo 2:7. Él se sentará sobre Su trono como Rey y Sacerdote.
Es una profecía gloriosa y hay que leerla detenidamente para entender algo de Su gloria. Léase bien los capítulos 13 y 14 para ver la culminación de todo.
UN PENSAMIENTO PARA LA JUVENTUD
Zacarías 13:5
"Y dirá: No soy profeta; labrador soy de la tierra, pues he estado en el campo desde mi juventud." Cuántas veces se escuchan las palabras: "No puedo," cuando el Señor nos llama para hacer una cosa. Sí, es bueno decir que con nuestra propia fuerza no podemos; pero a la vez, con la ayuda del Señor, si es Su voluntad podemos. Cuidémonos de la humildad falsa porque muchas veces es una muestra del orgullo de nuestra carne.